Conviviendo con los "dos patas".


Este Blog empezó como simple impulso creativo. Hoy es un homenaje a ese amor que los "4 patas" nos ofrecen, sin pedirnos mucho a cambio. Es un recuerdo a los momentos compartidos con nuestro LLAMP ( "relámpago" en valenciano) En las entradas de MAS ABAJO, encontrareis las aventuras que escribía Llamp, un tanto estrafalarias. 
Al leerlas me sonrío ante sus SECRETOS desvelados. Pero antes de llegar a ellos, nos detendremos ante estas palabras dedicadas a su recuerdo.  

"Querido LLAMP...  desde la mañana del 19 de mayo del 2014 tenemos que acostumbrarnos a vivir sin tu compañía, y está resultando mas costoso de lo que pensábamos, porque a cada paso que damos, tú te mezclas en nuestros pensamientos: cada día, cuando corto el pan, espero verte correr hacia mi mirándome con esos ojitos redondos y negros, impaciente, a la espera de que te haga caer unas migas... cuando me siento en el sofá ya no pones tus patitas encima de mis piernas, pidiéndome que te levante y te suba a mi regazo - eso sólo ha sucedido estos últimos años, porque antes, con un simple salto llegabas al asiento, y hasta el respaldo   :-)  ... ya no bajo contigo a comprar el pan antes de irme al trabajo, momento que tu aprovechabas para dar tu primera "meadita" matutina... y mis paseos hasta el mar ya no van a ser con tu compañía...  LLamp... ¿recuerdas aquella mañana que tras una fuerte tempestad, paseamos por la orilla y mientras tu olisqueabas entre la montaña de algas que el oleaje había sacado, yo encontré varias estrellas de mar?  ¿Y la tarde que cerca del "trenc" nos encontramos aquella piedra con forma de corazón?...  Hemos pasado buenos momentos, amigo... ¿sabes?... llegaste a nuestras vidas para quedarte no solo 13 años, sino por siempre". 

Historias de LLamp   Castellón, por allá el 2012. 

Hola, me llamo LLamp y hoy he decidido lanzarme al espacio virtual de internesss.

No sé cómo va a resultar esta aventura, si fracasaré y me saldré enseguida de la órbita, o al contrario, conseguiré esquivar meteoritos y demás basura estelar, y con esta nave (mi blog) llegar al otro lado de la galaxia... y mas allá. Toda una proeza  teniendo en cuenta que solo soy un chucho. Un chucho, o perro,  de los llamados domésticos. Un chucho madurito y algo rechonchito, blanco y pelirrojo,  que lleva una vida secreta solo los animales de dos-patas que viven conmigo, salen por la puerta y me dejan al cuidado del piso... entonces es cuando todo empieza... 
Poco a poco iré poniéndoos al dia y así, iremos conociéndonos mejor. Si tenéis alguna sugerencia para mejorarmela, no os privéis de hacérmela saber :-) 

Os preguntareis cómo un perro puede llegar a escribir en un blog, os doy mi palabra que el proceso no es simple, ni surge de un día para otro... simplemente se van creando las condiciones... para que lo entendáis tendréis que conocer un poco quien soy.

Nací el 26 de abril del 2000 en n pueblo cercano a Castellon, o sea, que ya estoy entrado en años y mas cerca de caducar que otra cosa... Tal vez es esa la razón por la que quiero dejar de alguna manera, mi huella perruna. Junto a mi nacieron dos hermanos mas, a los que nunca volví a ver pasada la primera semana de vida. Ni tampoco a mi madre. De mi padre nunca supe. 

Como sucede en nuestro mundo perruno, un humano de dos patas dijo que apartarme de los míos era lo mejor para mi,  y se quedó tan pancho. 
Llegué a mi nueva "casa" como si fuese un regalo. Yo no era muy consciente de aquel cambio, simplemente me encontraba fuera de lugar. El pelaje de mis dos hermanos y las tetas calientes de mi madre fueron cambiados por una manta en el suelo y un cuenco con leche. Y manos, muchas manos que me acariaban pasándome de unas a otras, y voces extrañas, que me hablaban cariñosamente, o con estridencias que interrumpían constantemente el mundo de mis sueños.

Recuerdo cómo sentía correr mis tripas y no pude reprimir mi primer lloriqueo. Hasta que una de aquellas manos arrinconó el cuenco de leche, me cogió en sus brazos y acercó a mi boca una especie de teta artificial, que yo apreté entre mis labios con ansia, hambre y rabiosa añoranza.
Desde ese día quedé eternamente agradecido y unido a aquellas dos manos que me acariciaban y me acercaban a la teta de mentira, pero que consolaba un montón. Aquellas dos manos eran las de "ella". Ella se ha encargo desde ese dia, de ser lo que vosotros llamáis "mi ángel de la guarda". Ella me ha consolado en momentos angustiosos, me ha llevado al medico cuando andaba apurado, me ha reñido cuando me he pasado de la raya, me ha defendido cuando otros me han atacado (humanos de dos patas y xuxos como yo) y es la que recoge todas mis cacas caninas... y eso sí que es querer un montón!
 
Pues como os iba diciendo, soy un perro domestico de "capital",  pero los fines de semana disfruto del campo cerca del mar mediterráneo...
He de confesar que soy un poco vago, y enseguida empiezo a poner cara de agotado e incluso a gemir con tono lastimero, todo con tal de que los  dos-patas se compadezcan de mi y den por terminado el paseo o lo que es mejor, me cojan en brazos.
Pero ellos suelen resistirse, incluso dicen que es bueno  "menear la pata", para  contrarrestar el resto de semana dándole al sofá... seguro que tienen razón, y la verdad es que termino disfrutando mojándome las patas por los charcos, olisqueando y meando por todos los rincones....

 Como os he dicho, llegué a esa familia de dos-patas como un regalo. Ignoro cómo hubiese sido mi vida en otra familia, de ciudad, de pueblo, del tercer mundo, o simplemente, sin familia... solo sé que he vivido a cuerpo de rey y que me han querido mucho. Y consentido aún mas...
Soy un perro de ciudad, que ama irse los fines de semana al campo, pero en cuanto esta "meneando la pata mas de la cuenta", enseguida le entra la morriña de su sofá. 

Por eso mismo mi vida no ha sido muy aventurera y me la he pasado casi toda, observando a mis compañeros de piso y dando tranquilos paseos por los parques cercanos a mi casa o en el campo. De tanto observar a los dos-patas y por querer demostrarme que yo era uno mas de aquella manada, un día decidí imitarlos.
Fué casi de casualidad, al apoyar una de mis patas encima del mando de la tele que habían dejado en el sofá y ver que aquel aparato cobraba vida. Así que empecé a experimentar, apretando un botón o varios a la vez. Tanto "experimentar" conlleva hacer de vez en cuando alguna trastada, pero yo tranqui, porque nadie sospechaba que el culpable fuese el perro. Era gracioso ver a los dos-patas discutir entre ellos a ver quien había hecho "aquello" a la tele y ahora disimulaba.
Yo andaba asombrado, porque manejar aquella tecnología era más fácil de lo que había imaginado, y encima... ¡ entendía todo lo que decía la tele...! uf, me hice adicto a la segunda cadena (pa que veáis lo intelectual que soy) y con el tiempo aprendí un montón de información a través de aquella especie de ventana mágica...

Una vez controlada la tele, me lancé al ordenador. No fue fácil y el seguimiento duró varios años: en cuanto un dos-patas se metía en el dormitorio donde esta ubicado el aparatejo, yo me echaba sobre la cama, como si dormitara, pero iba registrando en mi memoria todos sus movimientos, para copiarlos solo quedarme solo. Una vez mas la culpa de mis destrozos las pagó el LLuiset, el menor de dos-patas, yo lo sentía por él, porque justamente con él era con el que mas tiempo jugaba, pero qué queréis que os diga... así es la vida de cruel en ocasiones. Afortunadamente he ido controlando el tema del ordenador, hasta poder hacer este blog. Y con eso, con mi destreza, ya han dejado de reñir al pobre Lluiset.

¿Sabeis? la vida a veces nos da algo malo que el destino se encarga de, con el tiempo y positivismo, convertirlo en algo bueno. Me explico. Como os contaré en el capitulo "Mala pata" , en su día me rompí la pata derecha delantera. Aunque se curó nunca quedó recta del todo. Pues bien, ese detalle, el de la curvatura del hueso, me ha dado la suficiente flexibilidad como para poder teclear encima del teclado sin muchas dificultades. Lo cierto es que tanto darle a la tecla - y al ratón - ha hecho que esta curvatura, con el tiempo, se haya acentuado. Los dos-patas se empezaron a preocupar, (será que se hace viejo, decían) e incluso, no hace mucho, me llevaron al veterinario; éste sentenció que para enderezarla había que operarla, serrar el hueso en forma de cuña, atornillarlo.... y yo que sé qué mas cosas le oí decir al tío de la bata blanca.. ¡¡¡menuda canguela me entró...!!!  ¿por la operación?, que vá... por que aquello representaba dejar de poder teclear en el ordenador por un tiempo, y quizás el resto de mi vida. Por suerte, los dos-patas decidieron no hacerme pasar por aquel mal trago.... total,  por un problema estético, porque yo subía y bajaba del sofá como si tuviese 2 años... y de esa manera me libré de la operación...
        
En la foto de arriba veréis la pata ligeramente curvada, pero tened en cuenta que es una foto que tendrá unos 4 años. Ahora, lo reconozco, está mas deformada, el hueso tiene forma casi de un angulo de 40 grados... pero a mi me da igual... porque por ello, mis dos-patas me quieren, si te descuidas aún mas.
Por ello y por mis ataques epilépticos... si, no os lo había contado todavía, soy epiléptico y una vez al mes, mas o menos, estoy un par de días que sufro de esos ataques, me quedo tieso, me caigo babeando, me meo... y ellos tienen la santa paciencia de ponerme encima de una toalla y hablarme para que me tranquilice...y luego limpiarlo todo... es que no me puedo quejar... otros dos-patas me hubiesen echado a la calle... conforme esta el patio.

Cuando empecé a sufrir epilepsia hará unos 8 años, me llevaron al veterinario y me dieron un medicamento... pero como continuaba con los ataques empezaron a llevar una estadística para ver el nº de achuchones que me daban medicandome  y cuantos sin medicarme, como eran casi los mismos decidieron dejar de medicarme, porque aquello, con el tiempo, me hubiese tocado el hígado... y solo faltaba eso... ya que de epilepsia uno no se muere, pero del hígado si....

 jajajaja ahora que me acuerdo... cuando  sufrí el primer ataque de epilepsia  también pagó las culpas (en un primer momento) mi querido LLuiset. Resulta que estaban los dos-patas comiendo y yo haciendo el pesado alrededor de la mesa como es habitual, en eso que el Lluiset (diminutivo de Lluís)  me alarga un esparrago, de esos largos y verdes... y yo me lo trago de golpe,  al mismo tiempo que me dio el primer ataque de mi vida epiléptica. Os podéis imaginar la que allí se armó en un par de segundos. Todos riñendo al lluiset por darle comida al perro, y más algo tan largo que había atragantado y casi ahogado al pobre animal... Imaginaos la escena: yo por el suelo haciendo "de todo", el Lluiset llorando a moco tendido, el resto tratando de sacarme el esparrago que se creía me estaba ahogando... Resumiendo: que ese día ya nadie volvió a sentarse a comer del disgusto.... por la noche me dio el segundo ataque, en esa ocasión estaba en mi rincón del sofá, enroscado al lado del culo de uno de los dos-patas... y claro, aquello confirmó que a mi me pasaba algo raro... y que no era un problema de espárragos... para alivio del Lluis que dejó de sentirse culpable de aquel supuesto intento de asesinato a su propio perro.
De mis ataques solo puedo deciros que me duran unos dos minutos a los sumo, y que luego voy un par mas mareado, buscando el bebedero,después de un buen trago de agua se me pasa el susto... del estropicio que armóoo (mearme encima, las babas, las convulsiones...) mejor no hablar. 



Como os decía, poco a poco fui adaptándome a aquel cambio en mi vida: el que se me llevasen lejos de mi familia. Qué remedio me quedaba. Y sin poderlo evitar, los recuerdos de aquellas primeras semanas de vida junto con mi familia original  perruna, se fueron diluyendo como n azucarillo en un vaso de agua.  Recuerdo que "ella" (mi nueva madre, o ángel de la guarda) me llevó al medico, bueno, dos veterinarias muy simpáticas. Ellas me revisaron, me pusieron vacunas,  un chip, me registraron y en definitiva, me legalizaron.
Fue "ella" también la que dejó siempre todas las puertas abiertas de casa para que yo circulase libremente, sin fronteras, y no ser ser recluido en el balcón, galería o similar. Ella es la que tomó la iniciativa y sirvió de ejemplo al resto de camada humana para que yo me sintiese el dueño y señor de todos los rincones de casa, justificando aquel acto con la afirmación de que las mascotas son uno mas de la familia y no un mueble que se tiene arrinconado...

" Mi huella y el corazon de mi pelota de goma" 
Por todo eso le estaré eternamente agradecido, y también es la razón por la que nunca mordí una pata de silla, como mucho una zapatilla de las de ir por casa. Ah sí.... uf, las zapatillas... ahora me vienen a la memoria, como hace tanto tiempo de ello... no entiendo qué gusto me daba su aroma, exquisito para mi por aquellos días, y cómo disfrutaba afilando mis dientes entre la goma de la suela y el paño. Ah, síiiiii, y tambien recuerdo una pelota, pequeña y moldeable, amarilla. No quería ninguna mas, únicamente aquella... de ella solo queda el corazón. Y cuando digo corazón es porque de tanto morderla solo queda como una mini bolita, tamaño garbanzo, que "ella" guarda de recuerdo y testigo de mis aficiones en años mozos, en un armario ( al lado de mi "huella" de barro : como ella es aficionada a hacer cerámica,  un día me cogió la pata y me la puso encima de una bola de barro hasta que se quedó allí mi pata grabada, luego la coció al horno a mas de 800 grados y se ha quedado dura como una piedra... qué cosas!)
En fin, como os decía, ahora ya no juego con zapatillas ni pelotas, con la edad  me he vuelto de lo mas sedentario. Pero es solo aparentemente, porque en cuanto me quedo solo en casa, dejo de mordisquear en el sofá para lanzarme al dormitorio de ella (donde tiene el ordenador) y subirme a la silla, acercar mis patas al teclado y empezar a navegar por internesss. Solo hasta que se acerca la hora del retorno de la camada de dos-patas, entonces me voy de nuevo a enroscarme en el sofá, disimulando, pero agotado, porque es un poco laborioso para un perro de mis dimensiones eso de darle al ratón.

¿A qué viene esta afición mía al internes? me explico. Todo empezó cuando un día la hija de "ella", cogiéndome en brazos y mirándome inquisitivamente, le preguntó si yo sabia que era un perro o si pensaba que era un humano como ellos. Aquella simple pregunta sirvió para una buena tertulia entre todos los de "dos-patas", unos a favor de que yo era consciente de mi condición perruna y otros en que no, que me creía ser como ellos.
A mi me hizo también cavilar la dichosa preguntita, porque en verdad es que yo pensaba que era uno mas de su camada. Pero ahora resultaba que eso se cuestionaba. Y delante de mis morros, bueno, hocico, sin ninguna consideración. 
Uf. Me quedé hecho polvo. A ver... ¿Como os quedaríais vosotros de oír a tu hermana preguntar a tu madre que si "ese" sabe que es hijo tuyo o si ya se ha dado cuenta que es hijo de otro? .
Estuve caviloso y depre durante varias horas... hasta que dí con la respuesta, que gravé a fuego dentro de mi corazón y mente: "No  era como ellos... ¡ pero era "uno de ellos!". 
Y por eso mismo me empezaron a entrar ganas de comportarme como ellos, como si mi subconsciente quisiera autodemostrarse que efectivamente, yo era un dos-patas aunque necesitase 4 patas pa desplazarme....
De esta manera empecé a observarlos atentamente, fijamente, sin dejarme detalle, y luego, a solas, lo repetía una y otra vez, hasta quedar perfecto.
De esta manera he aprendido a poner la tele y a tragarme todos los canales formativos que hay en ella, que hay un montón, (aunque ya se que los dos-patas prefieren canales de cotilleo) y cuando ésto lo tuve mas o menos dominado me lancé al ordenador....


No nací un dos-patas pero me siento como ellos...y eso no es despreciar mi condición perruna... no, es solo que si vivo rodeado de dos-patas, es natural que quiera sentirme integrado a ese grupo, y ya sabéis lo que dice un refrán humano: Allí donde fueses, haz lo que vieres.
Hablemos de sexo
A ver, primero que todo confesar que esto es muy embarazoso para mi. 
Aunque sea un perro el que "se confiese"... aceptemoslo, a nadie le gusta hablar públicamente de estas cosas, a no ser que se trate de uno de esos pretenciosos que alardean de lo que no tienen. O se trate de un programa televisivo en el que se hable de temas...  digamos... médicos. Y esta presente confesión no entra en ninguna de esas dos categorías. 
En fin, sea como sea, allá va...
Mis dueños nunca se cuestionaron la posibilidad de que yo tuviese descendencia, y por tanto novia.  Esta decisión tengo que reconocer que me decepcionó, el que no se tuviese en cuenta mi opinión, y necesidades, porque nunca, nunca, ni con escusa de procreación o sin ella,  me han buscado novia pa desfogarme, y encima, cuando yo me he lanzado encima de alguna perrita en uno de nuestros paseos, "ella" ha tirado de la cadena y ha pedido disculpas al dueñ@ de la "susodicha"... como si yo estuviese haciendo algo malo. Y no, solo estoy siguiendo los impulsos de mi naturaleza. 
Así que, en definitiva, pa resumir, con vergüenza e indignación, he de reconocer que a estas alturas de mi vida, ya casi caduca, nunca he tenido un encuentro sexual con un "ser viviente", tanto de dos, tres, cuatro, cinco... patas... lo cual no quiere decir que no haya podido desfogarme. Si, lo sé, que vaya al grano, que estoy dándole muchas vueltas, es que me da corte... confesar lo que sigue... Bien, veamos, todo empezó una mañana de hará unos 8 años.
Yo me encontraba en casa, junto con Lluis y Jordi, los dos-patas que todavía seguían durmiendo.  Hacia tiempo que me encontraba como raro, o sea, que de pronto empezaba a picarme todo, me ponía nervioso y excitado... y solo lograba calmarme lamiéndome por todo el cuerpo... Aquella mañana utilicé el mismo método, pero sin resultados. Así que pensé que pegar un buen trago de agua aliviaría el quemazón que sentía por dentro. Salté del sofá y me fui a la cocina, allí tenia mi bebedero, en dos tragos lo dejé "seco", volví al comedor en busca del sofá, cuando de pronto vi aquello tirado en el suelo... "aquello" era un simple cojín que formaba parte del sillón... Ay!... no sé qué arrebato me entró. Porque sin ser consciente de mis movimientos me lancé sobre el cojín y empecé a descargar sobre él toda aquella rabia contenida... de la rabia y la mala leche se pasó a una sensación un tanto placentera... así que aún le di con mas brío al maldito cojín... así, con fuerza, dale, ahora por aquí, ahora por allá, maldito, maldito, hummmm , malditoooooooo...  


Un grito a mis espaldas me hizo parar en seco. Lluiset estaba parado en medio del comedor, mirándome con ojos desorbitados. Me recordó la misma cara que puso cuando a mi se me rompió la pata al saltar para robarle el bocadillo de chorizo.
Yo no entendía su expresión de puro pánico... quiso acercarseme, pero algo le repelía, desde la distancia me dijo:
 - Llamp... llamp ¿qué te pasa? llamp... ¿te has hecho daño? - yo no entendía nada. ¿De qué daño hablaba el jodido niño? de daño nada, al contrario, hacia tiempo que no me encontraba tan relajado después de la paliza que me había pegado con el cojín del suelo...
Pero LLuis insistía, blanco, verde, de todos los colores y los ojos de lo mas desencajados... tan histérico se puso que se fue corriendo al teléfono... Atónito y paralizado, vi y escuché, cómo marcaba el numero de la fabrica donde "ella" , la dos-patas, trabajaba. Si, marcó el numero escrito en rotulador rojo en la primera hoja de la agenda de direcciones, el numero al que "ella" les decía a sus cachorros de dos-patas que llamasen sin dudar en caso de urgencia (recordemos que de esto hace unos años y entonces todavía la gente no abusaba del móvil y en concreto, ella todavía no se lo había comprado, lo hizo 5 años después, y porque se fue sola con el Lluis a hacer el camino de Santiago y pensaba que era bueno tener un telf en mano, por si se caían por un barranco... Si, lo sé, que me desvío del tema. Prosigo. Veamos... ah, si...

Lluis consiguió hablar con alguien, y soltarle algo como que le dijese a su madre que fuese a casa enseguida, que su perro se había hecho daño, que le "colgaba un intestino" y que iba a morirse, de seguro, de la verdad de la buena... lo decía aquel Lluis de apenas 8 años, con ojos como platos y lagrimas como puños....Yo le escuchaba atónito y incrédulo. ¿Pero qué decía aquel capullo? . ¿Que me iba a morir? ¿Que me colgaba un trozo de intestino? ... pero ¿qué...?...  me mire entre las patas.... coño, era verdad... claro que me colgaba algo, algo que llegaba incluso al suelo.... ¡la hostia!... pero no era un intestino, ¡sino mi pene! 

Madre mía, nunca lo había visto así... ¿Qué había ocurrido mientras me pegaba una paliza con el cojín?
En medio de aquel desbarajuste entró en escena Jordi, el hijo mayor de dos-patas, que un tanto soñoliento preguntó algo así como qué carajo estaba pasando con tanto escándalo. Entre balbuceos el lluis se lo explicó. El Jordi se despejó de golpe, y le gritó que porqué había llamado a su madre a la fabrica. Se lanzó al teléfono y marcó. La telefonista le dijo que ya era demasiado tarde, porque ella ya le había dado el recado a su madre, la cual había salido pitando con el coche solo escuchar "que su perro estaba con riesgo de muerte". Una pena - añadió aquella voz al otro lado de la linea - que hubiese optado por salir pitando del curro, porque aquella decisión tomada con el corazón y no con el celebro, como hacen las personas normales, le iba a costar quedarse por la tarde y recuperar el tiempo "perdido" con aquella salida, por un simple chucho.

Que queréis que os diga. A mi aquello me enterneció. Cómo me quería, había salido pitando del curro por amor a su perro, porque yo no era un chucho... aunque me tuviese a "pan y agua" en el tema de las novias.

Ella trabajaba por entonces a varios kilómetros de casa, habitualmente le costaba unos 15 minutos de viaje por carretera recorrer aquella distancia, pero esta vez apenas Jordi había colgado el auricular y puesto a hablar con Lluis sobre el tema, ya estaba ella entrando por la puerta gritando algo así como: 
La otra vez le rompisteis la pata... ¿qué le habéis roto esta vez al perro, es que le habéis pegado una patada o qué...?  porque a ver... ¿ Cómo se le puede salir un intestino a un perro así, sin mas...?"
sus ojos iban de sus hijos a mi.... al que ya no le colgaba ningún "intestino" porque la picha se había vuelto enana solo verla a ella entrar por la puerta en semejante estado...
Jordi se sonrojó y soltó algo parecido a:  "No se le ha salido nada... éste - y señaló al peque de dos-patas -  que es un "boberol" (gilipollas en valenciano)  y se ha asustado sin motivo... el perro ha hecho...  el amor con el cojín... y se ve que la picha se le ha estirado mas de la cuenta... Lluis se ha asustado... al verlo... la verdad es que impresionaba... le tocaba al suelo... que si, que no exagero...como tiene las patas tan cortas...
Madre mía... que cara puso "ella", no sabia como tomarse tal explicación. Logró sentarse en el sofá, intentando no cabrearse, mirando el reloj y calculando cuanto tiempo se iba a tener que quedar en el curro haciendo horas extras por culpa de aquella "incidencia"... y mirando a sus hijos, sobre todo al Lluis, mientras se preguntaba en qué había fallado como madre... madre moderna a todo esto... o eso pensaba ella ser...
La vi tragar saliva, la vi desde debajo de la mesa que es donde me suelo esconder cuando entiendo que he metido la pata en algún asunto. Luego ella cogió al enrojecido lluis y lo sentó a su lado, allí ella le dijo que pensaba que él ya sabia que ese "estiramiento del pene" era algo normal, que daba por hecho que él sabia aquel asunto. Pero por lo visto estaba equivocada. Estaba claro que él estaba algo verde en el tema. En fin... pero no había que preocuparse, que igual que "aquello" se había estirado, ya veía, ahora se había encogido y vuelto a su posición y tamaño normal... y que desde luego... ¡¡¡¡¡ aquel cojín iba directo a la lavadora y de ahora en adelante los cojines se ponían encima del respaldo, a distancia para no ser cogidos por el perro y bajo control...!!!!!!   
"Ella" tenia prisa por volver al curro, mientras pensaba en la clase de mentira que iba a soltarle al jefe al regresar, no podía decirle aquella verdad, no podía decírsela a aquel jefe, del que se decía que era del "Opos Dei" porque ya tenia 4 niños en menos de 6 años de casado y muy dado a ir a misa.. (la prueba era contundente). 
Ella tenia mucha prisa y también infinitos remordimientos por el Lluis, por dejarlo en aquella especie de skoc... por eso le preguntó de nuevo haciéndole alzar la vista: ¿lo entiendes Luis? ¿se te ha pasado el susto? ... cuando vuelva por la tarde lo hablamos, ¿Ok? 
Ella esperaba un si como respuesta, yo esperaba también otro si, quería perderlos a todos de vista... quedarme solo con mis pensamientos, porque  yo también había escuchado aquella explicación y por ella me estaba enterando que mi pelea con el cojín en realidad era mi primera experiencia sexual... qué vergüenza, qué impresión... cuanta "hambre"...
Aquel suceso se podía convertir en un drama... hasta que la voz imberbe de Lluis soltó...
- Mama ¿ A mi... a mi también se me alargara tanto... "eso" cuando haga el amor,  tanto que me colgara hasta el suelo....?
La cara de ella fue un "poema", como soléis decir los dos-patas... cerró los ojos del mareo que le dio, entre cabreo y ganas de soltar una carcajada. Le dio un beso en la frente al aterrado Lluis, para seguidamente soltarle... "No tranqui, que eso solo le ha pasado a Llamp..... a ti, a ti  "eso" se te pondrá algo duro... y un poco mas largo, pero nada fuera de lo normal... tranqui, lo hablamos esta noche, te lo prometo... " - y salió disparada hacia la calle.
Por unos días vi a Lluis caviloso, sobre todo cuando me miraba. Luego ya se le pasó. A mi también. Ahora que lo pienso, de cierta forma creo que los dos nos "hicimos hombres" ese mismo día. Cada uno a su manera.


Mala pata.

Sucedió hace unos 10 años, cuando era joven y dar saltos como una mona era de lo más habitual. Yo suelo pasarme el día solo, porque esta camada de dos-patas,  "estudian o trabajan" fuera de casa.

  Aquel día, a eso de las 5 y media de la tarde llegó Lluiset, el menor de dos-patas, que por entonces solo tenia 8 años y a aquella hora llegaba del cole. Yo le esperaba con ansia porque Lluiset, a parte de tirar en un rincón de la entrada la mochila con los libros, se lanzaba de inmediato en la cocina a la búsqueda del bocata que "ella" le había dejado preparado antes de subirse a la fabrica, donde trabajaba 8 horas diarias.
Lluiset siempre se acordaba de mi dándome un trocito del bocata, aunque antes me hacía perseguirlo pa ganarme el trozo de pan con chorizo.
Pero aquel día mis malabarismos me hicieron resbalar del sofá y caer con tan mala suerte que, sintiendo un dolor fortísimo, vi cómo mi pata derecha se doblaba como un acordeón. Caí al suelo e intenté levantarme, pero el pinchazo que sentí me hizo desistir y olvidarme "ipso-facto" del chorizo...

Ufff, cómo empecé a quejarme. Mi mandivula tenia vida propia... De aquellos angustiosos momentos, a parte del dolor, y los ladridos, lo que más recuerdo es la cara de estupefacción del joven dos-patas y lo blanco que se quedó en un santiamén, mirándome y sin atreverse a tocarme. Solo tuvo fuerzas para tenderse a mi lado, en el suelo, como si con ello consiguiese arreglar lo estropeado. Os podéis imaginar la estampa. Yo ladrando desesperado del dolor, y él llorando a moco tendido.... y el bocata en algún lugar olvidado del comedor... el hambre y los juegos habían desaparecido de golpe.

 
Por suerte llegó en aquel momento "mi dos-patas-ángel protector". Ella terminaba por aquellas horas del curro, después de toda una mañana de trabajo en la fábrica. 
La vi entrar en casa como un ciclón... se ve que había subido por el ascensor nerviosa perdida porque mis ladridos se oían desde la calle. Abrió la puerta de un empujón, dejó la bolsa en el suelo y en dos pasos se plantó en medio del comedor, mirándome alarmada a mi y fulminantemente al joven dos-patas que, echado a mi lado en el suelo,  tartamudeaba, entre hipos y mocos, un...
- Te juro que yo no le he hecho nada, se ha caído solo... me quería robar el bocata, saltaba como loco, parecía un tiburón...- yo solo oírle decir aquello le dije: "mentiroso, traidor, yo un tiburón...",  pero solo salieron dos ladridos, mas angustiosos si cabía...
"Ella" hizo caso omiso a mis ladridos, y a sus escusas. Soltó dos juramentos como pocos le he oído soltar, y  salió disparada hacia el baño, allí recogió la toalla que utiliza en mi aseo semanal, antes de regresar se pasó por el dormitorio y recogió mi documentación y el monedero. Me envolvió con la toalla y le ordenó al LLuis que se uniese al grupo y a la "excursión".
Bajamos escopeatedos, en el coche me dejó en los brazos del llorón-traidor mientras ella conducía seria y apretando la boca, porque si la abría no era responsable de los tacos que pudiesen salir, solo murmuró una vez algo parecido a... "todo el día currando en la fabrica y cuando vuelves a casa, ala, toma, dale, premio gordo..."
Estuvimos haciendo cola media hora en la clínica veterinaria, luego vino la radiografía y el yeso. Por que sí. Me había roto la pata.... ¡ La tuve enyesada un mes... Como lo oís!.
Diréis que no tiene importancia pero no es así. Es incomodisimo subirse al sofá o caminar con una pata tiesa. ¡¡¡¡¡Y mear ni os cuento!!!!!
Ademas, está el tema de que a uno se le puede encangrenar... si, encangrenar, como lo leéis, porque los chuchos no somos conscientes del daño que nos podemos auto-hacer y encima yo era cabezón. Me explico.

El primer día estuve fatal y apenas si tenia ganas de moverme. Recuerdo que ella se pasó toda la noche en el sofá. Esa noche y algunas mas... conmigo en brazos, diciéndome que tranquilo y otras cosas parecidas. Aquel primer día, encima, ella cambió el turno del curro y así pudo estar también conmigo en brazos por la mañana....  pa ver cómo yo iba reaccionando en mi nuevo estado.  
Durante aquel largo mes, ella, en cuanto llegaba del curro, cogió la manía de olisquearme las vendas, porque decía que olían a "muerto" y siempre las llevaba fuera del sitio. ¿Sabéis? tenia razón. Yo no podía evitar, por mucho dolor que sintiese, morderme la venda en un intento vano de quitármela. Lo reconozco, era joven, y tonto, y pensaba que quitándome la venda se me iría todo el daño que sentía... . "Ella" me reñía, me colocaba bien la venda y me sacaba a la calle pa que hiciese mis necesidades y de paso, no  perdiese esa buena costumbre. Era ella también la que tenia que pararse y dar toda la explicación a los dos-patas  del vecindario con los que nos íbamos encontrando y que nos paraban preguntando "que me había pasado"... porque la verdad es que debía de ser una estampa bien curiosa ver un perro andando, tipo "pirata pata de palo"  ... y también haciendo sus cositas con una pata escayolada... Diréis que para esos casos se puede poner una especie de caperuza en la cabeza para que el perro, yo, no se muerda. Y es verdad. La veterinaria me la puso. Pero aquel armatoste me aterraba. Me dejaba inmóvil, tanto que no me atrevía ni a moverme, ni siquiera a comer ni a beber. ¿Que soy un exagerado? A ti te quisiera yo ver... Así que ella decidió quitarme la capucha, a ver qué pasaba, y yo decidí ser bueno y quedarme lo mas quitecito que podía mientras ella estaba presente. Pero en quedarme solo, ala, a morder aquella maldita venda. 
Recuerdo perfectamente aquellos días en que ella ejerció de enfermera particular, colocándome con resignación las gasas y vendas limpias y al sitio, y los polvos de talco entre la pierna y el yeso, pa que, como os he dicho,  no sudase y oliese a muerto...


(si quieres contactar conmigo, envía un email a relatoscristina@gmail.com) 





















... estoy ya un poco cansadito..... 



                           



Siempre tendras un rincon reservado en nuestro corazon... y tambien en nuestro, tu, jardin, en el masset de les Oronetes (masia de  las golondrinas) 




















                                  


Esto es lo que conocemos por "El Trenc". Torrenostra.
Aqui he pasado buenos ratos. 



"La Via Verde" en  Benicàssim.
Ruta para practicar  ciclismo y  senderismo aprovechando la antigua via de tren.
Ahi estoy yo dandole a la pata, "xino-xano",  como dicen los valencianos, que
quiere decir mas o menos: "no pares, sigue sigue" .



"El parque Ribalta", Castellón.
         Uno de los parques mas bonitos de la zona.          
Por aqui suelo pasear entre semana,  
a la espera de los "finde" camperos. 



"El Ribalta" un dia de niebla.




Por este caminito de Torre la Sal, me lo paso muy bien! 
 
Aqui me lavo las patas y lo que no son las patas....
 


    Torre de la Sal,  original, tiene mas de 600 años de antiguedad...     
a la sombra de los arboles se esta "de categoria"...

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